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Escalambrujos.

El mundo de Juan Lobón

"Soy cazador como soy moreno, como la Sinta es bizca. Bueno o malo, es lo mío y apechugo con ello. Además, ¿qué otra cosa podía ser yo? Se engancha el mulo al carro y tira. Yo soy un mulo contento con su carro, y sé muy bien que, quitando el oficio de médico, que es el que hay que respetar, los demás todos son peores que el mío.

[.....]En el monte sólo viven los flacos, los que andan con el miedo metido por el culo. EL ojo confiado no ve, ni la oreja escucha, ni la nariz ventea. Al cazador lo amaña el miedo a volver de vacío que es la muerte, y el miedo a la guardería que es la cárcel. El miedo enseña lo mismo a taparse del guarda en un lentisco de a palmo, que a arrimarse a una cabra subida a las piedras. El miedo enseña a llevar la sombra en los riñones, a ser como una piedra en un limpio y un tronco de chaparro en el chaparral. A eso enseña el miedo, que el hambre enseña a todo lo demás."

Estos párrafos son parte de la historia que Juan Berenguer presentó en El mundo de Juan Lobón. El libro cuenta mucho de lo que acontecio en la España rural de hace cincuenta años y que hoy muchos no podríamos ni siquiera imaginar. Pero sobre todo narra la vida de unos hombres para los que la caza, el respeto y el amor al campo, representaba su modus vivendi. Hombres a los que el hambre y la necesidad hizo furtivos y el miedo a las bofetadas y la cárcel volvío prudentes y sigilosos.

Pero hay algo que junto al respeto por la naturaleza y el saber de sus cosas, las cosas del monte, les une a todos ellos. A mi abuelo el Chato, a su hermano el Royo, a Juan Lobón, al Tasio de Montxo Armendáriz y a otros tantos que existieron por todos los rincones rurales del país, donde el hambre y la necesidad ejercían magisterio. Y es el profundo sentido de respeto y admiración que les profesaban muchos de sus vecinos. Porque de ellos no solo vivía y se alimentaba su familia, sino que lo hacían muchas de su alrededor. 

El mundo de Juan Lobón es dificil de encontrar hoy en día, yo conseguí una edición del año 2006 de la editorial Clan. La primera de todas es de Alfaguara del año 1967. Si les gusta el campo y quieren entender más de aquellos hombres que veían como comenzaban a ser perseguidos y detenidos por ejercer su oficio y que su lugar en los rastrojos, dehesas y labrados lo ocupaban otros que, a lo que ellos consideraban alimento y manera de ganarse la vida, éstos denominaban deporte y lo ejercian sin conocimientos, ni pudor, no dejen de leer éste fantástico libro.

*Ese de la foto es mi abuelo. Fue pocero, jornalero, emigró largas temporadas a Francia a extraer remolacha, pero sobre todo fue cazador, conocedor de la naturaleza y un hombre honrado a carta cabal hasta que el humo de los Celtas Cortos y el polvo de años trabajando de barrenero en una cantera lo doblegaron hace ya quince años.

3 comentarios

Escalambrujos -

Venga, retiro lo de gilipollas, que me acabo de levantar y aun estaba calentito. Pero aquí he hablado de esos cazadores de hace 50 o 100 o 1000 años que lo hacían como oficio y necesidad, no de los otros. Así que si quieres hablamos de lo primero, o mejor aun del libro, que es de lo que trata la entrada.

Escalambrujos -

Anda gilipollas, vuelvete a leer el post y luego vuelve a comentarlo.

el amante -

que tendrá que ver el cazar por sobrevivir con el cazar por diversión y como afición, que pulsiones tan animales se alimentan enlos cazadores por el unico deseeo irrefnable de ver sangre y ver como agoniza una perdiz o un conejo...asesinos de finde semana y con la neverallena os llamaria yo!!!