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Escalambrujos.

Yonqui

Lleva un par de tardes lloviendo en Zaragoza y ante la imposibilidad de salir a correr he decidido leer algo. Llevaba un tiempo queriendo acercarme a la literatura Yanqui, pero todas aproximaciones habían terminado en abandono antes de las cien páginas.  Los Trópicos de Miller, o Faulkner, habían sido intentos frustrados de esa aproximación.  Recibí una recomendación de un compañero de trabajo, de hecho la persona que menos podía imaginar resultó ser un fervoroso devorador de las letras anglosajonas,  que terminó recomendándome Yonqui de William S. Burroughs, uno de los padres de la generación Beat.

En varias ocasiones había estado a punto de leer a Kerouac, su famosísimo "En el camino", pero no es un libro apropiado para un tipo que soporta una hipoteca y que de vez en cuando sufre crisis existenciales que le hacen plantearse abandonar ésta y emprender una aventura mochilera.  Así que entre mi existencialismo no redomado y el haber decidido hace unos dos años que el único polvo que entrará por mi nariz fuera el de la polución de la ciudad, pensé que el libro menos peligroso de los dos iba a ser  "Yonqui"  de Burroughs frente al "On the Road" de Kerouac.

La biografía de Burroughs es aterradora. Nacido en 1914 en una familia acaudala, ingresa en Harvard  donde se licencia en literatura, en Viena estudia medicina y regresa de nuevo a Harvard para estudiar antropología. Durante la guerra comienza a coquetear con la droga hasta convertirse en un heroinómano, el resto de su vida es una continuada búsqueda de drogas a las que añade su particular e innovadora creación literaria, convirtiéndose en todo un símbolo de la contracultura.  De manera anecdótica, si se puede considerar así, decir que su mujer falleció cuando Burroughs le disparó en la cabeza mientras jugaban a Guillermo Tell y ella sujetaba una manzana sobre la testa. Así pues homosexual, drogadicto, e ídolo de gente como Kerouac imaginen lo difícil que debió de ser para sus editores publicar sus obras en los EEUU de primera mitad del siglo XX.

Yonqui es la narración de su aproximación a la heroína, con una escritura directa e incisiva va narrando con retazos de sus recuerdos como se va introduciendo en el mundo del hampa hasta convertirse en un Yonqui. Sin tapujos, sin eufemismos, con una dureza que te atraviesa como un puñal va describiendo situaciones y personajes de una fuerza interior abrumadora. Sin duda ha merecido la pena la aproximación.

Decir que Yonqui no es representativo de la literatura de Burroughs teniendo en cuenta lo que he leído  sobre él estos dos días. Burroughs consideró el lenguaje como una cárcel hermética que genera todos nuestros males, por tanto para llegar más allá de lo que las reglas sintácticas permiten decidió destruirlas lanzándose en brazos del cut-up, una técnica de collage narrativo, es decir, cortar y pegar cosas de varios sitios. De todo esto nace una de sus obras más reconocidas: "El almuerzo desnudo", que para mí, que en cuanto el pensamiento debe volverse abstracto me convierte en un analfabeto funcional y por tanto me incapacita la lectura de este tipo de libros. No es una obra en la que utilizará la técnica del cut-up pero si una escritura automática proveniente de un monólogo interior que penetra fuertemente en el subconsciente del lector.

 Para muestra y para los valientes un botón:

"salimos para Nueva Orleans, y pasamos junto a lagos iridiscentes y llamaradas rojizas de los mecheros de gas, y montones de desperdicios, caimanes que se arrastran entre botellas rotas y latas vacías, arabescos de neón de los moteles, chulos solitarios que gritan obscenidades a los coches que pasan desde sus islas de basura"

Imagino que la generación beat leyó a Burroughs realizando ejercicios empíricos con drogas, sexo y tal. Lo triste es que yo lo he hecho sin ni siquiera una  jodida cerveza en casa, en fin.

3 comentarios

P. Moreno -

Por lo visto el anónimo éste es un sabioncillo. Estabas bien informado, la mujer de Burroughs sí murió de un disparo en la cabeza, y estudió donde tú dices y no donde el imbecil ese cuenta.
Ánimo, muy interesante tu blog.

Escalambrujos -

Creo que por ningún sitio he dicho que la cocaina no se pueda picar. Eso claro que ya lo sabía. Sobre lo de la muerte de su mujer. Puedes leer "La bala perdida. William S. Burroughs en Mexico (1949-1952) de Garcia-Robles Ediciones del milenio. Si quieres ver la noticia en el periodico al día siguiente puedes verla aqui:
http://bp2.blogger.com/_kBDWRjPndIk/R6Cxos_KFII/AAAAAAAAAyI/L5oJ2O_1dwE/s1600-h/burr-news.jpg

Sobre lo de sus estudios no tengo ni idea sobre si estoy equivocado, puede que tengas razón, pero como no aportes datos me fio lo mismo de ti que de la Wikipedia.
Creo que antes de abrir la bocaza e ir de listos corrigiendo a la gente deberiais aportar alguna fuente.

Venga, me juego 25 cenas en el cachirulo si me demuestras que su mujer jane no murio de un disparo fortuito en la cabeza.

Anónimo -

Me parece que deberías seguir documentándote un poco más en tus reflexiones blogianas...primero, la cocaína si que se puede pinchar y no solo esnifarla; segundo su mujer murió de sobredosis y no porque Borroughs le disparase; tercero y último, estudió en Salzsburgo biología y no en Viena medicina...a ver si te documentas mejor que para algo están las bibliotecas vago!